Tomado
de: BBC Mundo
Anna
Feigenbaum, que investiga la historia política del gas lacrimógeno en la
Universidad de Bournemouth en el Reino Unido, estima que austeridad y aumento
de los gastos de seguridad van de la mano.
"Con
la austeridad ha habido una gran intensificación de las protestas y del uso del
gas lacrimógeno. Grecia ha estado a la vanguardia en este respecto",
indicó a BBC Mundo.
En otras
palabras, para la industria del gas lacrimógeno, nada como las crisis
económico-sociales.
En medio
de la Primavera Árabe, compañías estadounidenses exportaron unas 21 toneladas
de munición, equivalentes a unas 40.000 unidades de gas lacrimógeno.
En
términos de manejo de protestas, nada ha cambiado con la
"democratización" egipcia. Este año el ministerio del Interior ordenó
unos 140.000 cartuchos de gas lacrimógeno al mismo elenco de exportadoras
estadounidenses.
En
febrero, el portavoz del departamento de Estado, Patrick Ventrell, defendió el
otorgamiento de licencias para la exportación a estas compañías diciendo que el
gas lacrimógeno "salva vidas y protege la propiedad".
En
respuesta a las preguntas de Gerardo Lissardy de BBC Mundo en Brasil, la
compañía Condor Non-Lethal Technologies usó argumentos similares.
"Las
tecnologías no letales están diseñadas para incapacitar temporalmente a las
personas sin causar daños irreparables o muerte. Sus efectos son totalmente
reversibles. Según una recomendación de la ONU en 1990, la policía tiene que
hacer un uso proporcional de la fuerza por medio de armas no letales en
consonacia con los derechos humanos y el respeto a la vida", señaló un
portavoz de la organización a BBC Mundo.
La palabra clave es "no letal" (non
lethal), expresión que figura en el logo de muchas compañías.
En la I
Guerra Mundial el gas lacrimógeno fue clasificado como un producto químico.
Desde entonces ha habido un continuo deslizamiento semántico de obra y gracia
del complejo industrial-militar-gubernamental, según Anna Feigenbaum.
Una
investigación que ordenó el gobierno británico sobre el uso del gas lacrimógeno
a fines de los 60 en Irlanda del Norte habría contribuido en forma
particularmente significativa a esta normalización.
La
investigación concluyó que no constituía peligro ni siquiera para las
embarazadas o los ancianos, una afirmación duramente criticada por Amnistía
Internacional y Médicos por los Derechos Humanos.
Estas
organizaciones sostienen que no se necesita ser mayor o estar embarazada para
sentir efectos "irreversibles" de estas armas no letales. Entre las
muertes más recientes atribuidas al uso de gas lacrimógeno figuran la del
adolescente Ali al-Shiek Bahrain el año pasado y el palestino Mustafa Tamini a
fines de 2011
El arte
de gobernar se ha equiparado con frecuencia al manejo del palo y la zanahoria,
como se conoce popularmente el sistema de premios y castigos estudiado por la
Psicología Social.
La crisis
de la deuda soberana es un ejemplo. Mientras la Troika impulsaba un ajuste del
gasto de Grecia en plena crisis, Alemania, Francia y Holanda presionaban al
gobierno griego para que mantuviera el gasto militar del que dependían varios
contratos.
Este
complejo es responsable de una contínua redefinición de los términos, como se
evidenció en la exposición en Londres de productos para la lucha contra el
terrorismo este abril, que tenía al gas lacrimógeno entre sus productos
estelares.
"Desde
2001 la industria del antiterrorismo ha crecido mucho y en los últimos años se
ha visto esta equiparación del disenso civil con el antiterrorismo",
señala Feigenbaum.
La
exposición calculaba que la industria antiterrorista en su conjunto crecería un
20% para el final de la década.
Si se
añaden estas estimaciones a la reinterpretación en curso del tema del palo y la
zanahoria, se puede concluir que la industria del gas lacrimógeno tiene un
futuro promisorio.
(Ver nota completa dando click en el siguiente link)
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