Tomado de: ERIK MUÑIZ- AFP- Sábado 29 de Junio de 2013
Lejos de
soñar con superhéroes, cada vez más los niños portan armas, cobran extorsiones
y hasta amenazan a sus profesores en Nuevo León, un estado del norte de México
asolado por la violencia del narcotráfico, un "fenómeno de imitación"
que preocupa a docentes y especialistas.
"Una
vez le pregunté a un niño, que se veía muy tranquilo, que de dónde era. Muy
naturalmente me dijo que de Sinaloa (noroeste) y que sus papás eran narcos, que
por eso me portara bien con él para que no me acusara con ellos, y ¡solo tenía
ocho años!", dijo alarmada a la AFP, Hilda, una maestra que pidió el
anonimato de una escuela secundaria privada de Escobedo, un municipio pobre
aledaño a Monterrey.
La
cruenta disputa entre los carteles Los Zetas y del Golfo en Nuevo León ha
provocado, además de una escalada de violencia, la migración de muchos
integrantes de organizaciones criminales de otros estados hacia Monterrey,
capital estatal y un importante polo económico de México. Estos narcotráficantes
se establecen temporalmente con sus familias en estas ciudades para reforzar a
sus organizaciones criminales en la guerra que mantienen con sus rivales.
"Entre
los maestros comentamos mucho esos casos, de niños que llegan de Tijuana, de
Sinaloa (noroeste), de Michoacán (oeste), y los papás llegan (a dejar a sus
hijos a las escuelas) en sus camionetas de lujo y pagan todo el año completo
con tal que sus hijos entren al curso que ya está iniciado", añadió Hilda.
Y sobre
la retadora actitud de algunos niños influenciadas por la violencia del
narcotráfico, los casos "son abundantes", dice por su parte a la AFP
Francisco Requenes, un psicólogo local y exdirector del DIF, organismo estatal
de protección de la familia. "Es un fenómeno de imitación. Los niños ven
en la televisión y escuchan en la calle las pláticas y necesariamente se van
empapando de ellas. No es algo que hagan de manera consciente, pero el fenómeno
está presente", prosigue Requenes.
Unos
maestros de distintas escuelas en municipios pegados a Monterrey dijeron estar
cada vez más sorprendidos por la cantidad de menores que son inscritos en
escuelas privadas a mitad de curso y que de igual manera dejan de asistir a
clases sin terminar los ciclos escolares.
Hilda,
quien imparte cursos en un escuela para adolescentes, dice que hay jóvenes que
llegan armados al colegio, amenazan a sus compañeros y les quitan el dinero.
"Hay veces que hasta con los profesores se meten", indica.
David, un
menor que apenas cursaba el tercer año de educación primaria, tras una
regañina, amenazó a su maestra diciéndole que "iba a llamar a Los Zetas
para que la castigaran", narra otra profesora.
Los daños
en la infancia por la violencia de la lucha del narcotráfico que azota México
se presentaron ya de manera dramática en otras localidades del país, como
Ciudad Juárez, que en 2010 ocupo el triste primer lugar en el índice de
homicidios, y donde al menos 12.000 niños han quedado huérfanos.
Los
menores en Ciudad Juárez, fronteriza con Estados Unidos, reciben terapias
lúdicas para salir del aislamiento y episodios de ira en los que caen tras las
muertes de sus padres y la estigmatización que afrontan en sus comunidades por
ser 'hijos de narcos'.
En
Monterrey se abrió un centro comunitario en la colonia Independencia, una de
las más conflictivas y pobres de la ciudad, para ayudar con talleres a jóvenes
que quieren salir de pandillas. En la entrada de este centro hay policías que
vigilan que los adolescentes no entren armados.
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