lunes, 8 de julio de 2013

Niño tiene 12 años y usó sus ahorros para comprarle una Bandera a su escuela



Tomado de: Clarín.com
Wilson Acosta lo hizo como un gesto de amor a su hermana, que juraba bandera.
Dos sábados y dos domingos a la intemperie juntando moneda por moneda. Con apenas 12 años, Wilson Acosta vendió copones de azúcar en una canchita de fútbol; ahorró dinero (poco más de 65 pesos) y pudo cumplir un sueño: que su escuela rural, Eloy Gómez, tuviera una nueva bandera argentina el día del acto en el que los alumnos de cuarto grado –entre los que se encuentra su hermana, Jeniffer (10)–, realizaran la jura a la insignia patria. “Lo hice porque me molestaba ver la otra bandera tan desgastada todas las mañanas”, le dijo al diario Clarín este pequeño misionero al que lo desvelan dos cuestiones: los goles de Messi y “ser gendarme cuando sea grande”.
El gesto patriota de Wilson emocionó a toda Villa General Belgrano, una coqueta localidad cordobesa ubicada a unos 80 kilómetros de Córdoba capital. El miércoles, minutos antes del acto por el Día de la Bandera, Graciela Molinero, la directora del colegio, quedó perpleja cuando le acercaron la flamante tela nueva. “¿Y esto?”, preguntó. “ Lo compró Wilson para todo el colegio ”, le contestó Giselle Canziani, la maestra del chico que cursa sexto grado.
“No lo podíamos creer. Estaba el intendente y, cuando me acercaron la Bandera nueva y me contaron la historia, quedé sorprendida. Él es un chico súper respetuoso y un gran alumno. Su gesto nos conmocionó a todos”, describió.
Pero para que el plan de Wilson fuera perfecto, este fanático del grupo Aventura y de Daddy Yankee, contó con una cómplice de lujo: Diana Leu, la transportista que lo lleva todas las mañana a la escuela. “Ella era la única que sabía. Por eso yo junté un poco más de 65 pesos y Diana puso el dinero que faltaba”, confió el chico.
La bandera (casi) celeste y blanca que la institución guardó el miércoles pasado, tenía unos 5 años y estaba “deshilachada en las puntas y media desteñida”, graficó Molinero. “Nosotros, todas las mañanas, les decimos a los chicos que miren la insignia y la acaricien con el canto”, agregó la directora.
A su lado, el niño fanático de River y de las matemáticas, al que ayer sus vecinos arroparon con abrazos y mimos, apuntó: “La Bandera me contagia respeto y honor. Lo hice porque la otra estaba rota y se acercaba el día del juramento. 
Quería que mi hermana jurara con una bandera nueva ”.
Wilson y su familia llegaron a Córdoba desde Misiones a mediados del mes de febrero. “Uno de mis hijos que ya vivía acá tuvo un accidente y quedó en estado vegetativo. 
Tuvimos que vender todo y venirnos para cuidarlo ”, contó aClarín Bernardino, papá de esta familia de 8 integrantes que duermen repartidos entre dos humildes piezas y que hacen “una vaquita entre todos” para poder sobrevivir cada mes. (...)

No hay comentarios:

Publicar un comentario